En un periodo dominado por el fenómeno migratorio, «en estos tiempos difíciles, cuando las emociones desbordan a la razón, es bueno atenerse a los hechos». Con estas palabras, el Gran Canciller Albrecht Boeselager ha resumido en la sala de conferencias de la Villa Magistral, ante un nutrido grupo de periodistas católicos alemanes, el espíritu que preside la labor de la Orden de Malta y que modela desde sus inicios sus actividades en los países donde opera.

El Gran Canciller ha expuesto las múltiples actividades de la Orden, subrayando que «dar esperanza es la misión más importante» de nuestros programas sociales y humanitarios. La rapidez es otra de las características esenciales de cualquier intervención, sobre todo de emergencia; pero la Orden «se queda, no desaparece», ha señalado Boeselager, es decir que sigue trabajando incluso cuando se apagan los focos, «nos quedamos donde otros se van». El Gran Canciller ha dedicado una atención especial a los numerosos proyectos de acogida e integración para migrantes en Alemania, donde Malteser Deutschland pone a disposición de más de 20.000 migrantes sus 58 instalaciones de asistencia.

Finalmente, respecto a la reconciliación en aquellos países como Irak, donde la guerra y el terrorismo han destruido una convivencia milenaria entre pueblos de distintas creencias religiosas, Boeselager ha afirmado que «la destrucción moral y cultural ha sido mucho más grave que la material: una pérdida catastrófica», en referencia a la situación en la llanura de Nínive, donde los cristianos regresan paulatinamente a sus hogares. Llevar la ayuda a todos, no solo a los cristianos, para favorecer la reconstrucción, «es un proyecto muy difícil» pero para el que la Orden guarda grandes esperanzas.