Soberana y Militar Orden
Hospitalaria de San Juan de
Jerusalén de Rodas y de Malta

News

El discurso del Gran Maestre ante el cuerpo diplomático

El discurso del Gran Maestre ante el cuerpo diplomático
10/01/2006

Hoy ha tenido lugar en la Villa Magistral, en Roma, el encuentro tradicional entre la Orden Soberana de Malta y los embajadores de los 94 países con los que la Orden mantiene relaciones diplomáticas.

Reproducimos a continuación el discurso del Gran Maestre.

Señor Decano, Excelencias, Señoras y Señores,

Es para mí un renovado placer recibir aquí en el Aventino a los miembros del Cuerpo Diplomático acreditados por la Orden, con ocasión de esta ceremonia tradicional, ya que, aparte de su significado oficial, me permite también conocerles mejor en el plano personal, reforzando así los lazos de amistad y cooperación con los países que representan.

Deseo en primer lugar saludar a S.E. el Embajador de Honduras y agradecerle las amables palabras que me ha transmitido en nombre de todos ustedes. Sus palabras, Decano, constituyen todos los años para la Orden un valioso incentivo para continuar su acción en el mundo de conformidad a su doble misión: la defensa de la fe y el apoyo a la Iglesia, por un lado, y la asistencia a los enfermos, los pobres y los más necesitados, por otro.

Este encuentro me ofrece también la ocasión, Señoras y Señores Embajadores, de transmitirles mi vivo aprecio y mi agradecimiento por la labor que llevan a cabo en pos de las relaciones entre sus gobiernos y la Orden Soberana.

A la luz del nuevo año, una mirada a la situación mundial nos lleva a constatar que, aunque existen ciertas señales prometedoras de una mayor paz y estabilidad – como lo reveló el Santo Padre en su mensaje del 1 de enero, Jornada Mundial de la Paz -, diversos factores siguen teniendo un efecto negativo sobre el mundo: hambrunas, recrudecimiento de epidemias y enfermedades contagiosas, persistencia del paludismo, de la malaria, de la lepra y progresión, aparentemente inexorable, del Sida; pero también conflictos étnicos y religiosos, violaciones de los derechos humanos, violencia y discriminación contra las mujeres y los niños, racismo, nacionalismo exacerbado, individualismo y materialismo ilimitados, relativismo general del pensamiento… Y conviene añadir a esto el auge de la violencia gratuita, del terrorismo anónimo, por parte de grupos de jóvenes desocupados, sin trabajo, rechazados por los sistemas educativos y la población local, sumidos en la miseria cotidiana, que no tienen otro objetivo que destruir para existir.

Esta situación que les es familiar, Excelencias, en lugar de desmoralizarnos, debe hacer que los miembros de la comunidad internacional se comprometan más que nunca a actuar de manera solidaria, para proseguir, con valentía y confianza en Dios y en el hombre, el camino de la paz que el Santo Padre nos invita a tomar en su mensaje.

En efecto, no debemos engañarnos: son éstos tiempo de incertidumbre, uno de esos momentos de la historia en los que los puntos de referencia aparecen confusos, o sencillamente han desaparecido. Y por si la acción del hombre que mencionaba no bastase, la naturaleza ha querido acordarse de nosotros: mientras que el sureste asiático lucha por recuperarse del tsunami que destruyó sus costas hace un año, y que Nueva Orleáns, destruida por el huracán Katrina en septiembre, no es más que una ciudad fantasma, en las montañas de Cachemira y de Pakistán los habitantes víctimas del seísmo viven actualmente un invierno terrible, sin posibilidades de luchar contra el frío.

En este contexto de dramas humanos constantes, la Orden de Malta ha continuado su misión sin desfallecer, en todas las regiones donde sus equipos se encontraban presentes, y adonde fueron llamados.

De esta manera, en 2005 la Orden intervino en los siguientes lugares:

– en Afganistán – donde está presente desde 2002 – para asistir a las familias de los refugiados;

– en Sudán / Darfur – donde, igualmente presente desde hace años, está encargada de la mejora del sistema sanitario: 420.000 personas desplazadas se benefician en la actualidad del programa de prevención contra la malaria;

– en Rumania, durante las inundaciones del mes de julio;

– en Níger y Malí, durante la crisis alimentaria de agosto;

– en Nueva Orleáns, tras el desastre provocado por el huracán Katrina;

– en Camboya y Vietnam, en el marco de los programas de lucha contra la lepra;

– y, evidentemente, en el sureste asiático: un año después del tsunami, el servicio de ayuda de emergencia de la Orden, Malteser-International-es, que unifica los medios médicos y logísticos del conjunto de las Asociaciones Nacionales de la Orden, está a cargo de 65 programas de rehabilitación y reconstrucción en Indonesia, Sri Lanka, India y Tailandia. Sus tareas principales son la asistencia médica básica, la asistencia psicológica, la reconstrucción de hogares, escuelas y sistemas de distribución de agua potable, la asistencia a los niños y los jóvenes que, a menudo, perdieron a su familia.

El 80% de los 30 millones de euros recolectados por las distintas Asociaciones de la Orden han sido ya gastados o comprometidos; los programas futuros de rehabilitación y reconstrucción necesitarán de 20 millones más de euros, que serán cubiertos por los fondos recogidos por los miembros de la Orden.

He aquí las principales intervenciones que la Orden ha efectuado el año pasado en el marco de sus misiones de ayuda de emergencia, de rehabilitación y reconstrucción, en el plano internacional.

No puedo aquí contarles el trabajo cotidiano de nuestros 56 Grandes Prioratos, Subprioratos y Asociaciones Nacionales, presentes en 120 países. Sería demasiado largo.

No obstante, no quisiera dejar de agradecer vivamente su labor a la Asociación de caballeros italianos, que gestiona con éxito el Hospital San Juan Bautista en la Magliana, Roma, donde se atiende a 240 enfermos que han sufrido graves accidentes neurológicos, físicos o mentales. Esta Asociación es igualmente responsable de 12 centros diabéticos repartidos en toda Italia, que se ocupan de 45.000 enfermos cada año.

Quisiera también transmitir un especial agradecimiento al Gobierno y al Congreso estadounidenses, por un lado, y al Gobierno belga, por otro, que destinaron fondos de gran importancia a nuestro querido Hospital de la Santa Familia en Belén, para financiar un nuevo servicio de neonatología y ampliaciones necesarias – para que cada vez más mujeres, de todas las confesiones religiosas, puedan ser acogidas allí y dar a luz con toda seguridad.

Para coordinar sus actividades a la vez nacionales e internacionales, el Gobierno de la Orden ha organizado durante este año varias conferencias regionales:

– la XIII Conferencia de los Hospitalarios de las Asociaciones nacionales europeas, en Roma;

– la Conferencia regional sobre Oriente Próximo, celebrada en Beirut a invitación de la Asociación Libanesa, donde se definieron los objetivos y los medios de la Orden para la Tierra Santa, Líbano, Jordania, Siria e Irak;

– la VI Conferencia sobre América, que se celebró en Miami a invitación de la Asociación Cubana, en la que participaron representantes y Embajadores de la Orden de 35 países de Latinoamérica y Centroamérica, así como los Estados Unidos;

– una Conferencia para mostrar a los Embajadores ante la Orden algunas de nuestras intervenciones internacionales, que tuvo lugar aquí mismo, en Roma, el 5 de diciembre pasado, en una sala amablemente cedida por la Cámara de Diputados. Quisiera dar las gracias al Decano y a los Embajadores ante la Orden que sugirieron la organización de dicha reunión, y agradecer la asistencia de quienes estuvieron presentes. Tenemos la intención de repetir este encuentro próximamente.

– para concluir, una Conferencia Regional que se celebrará a finales de febrero en Yaundé, Camerún, que tratará el conjunto de actividades de la Orden en África;

En estas conferencias, sobre todo tras la Conferencia sobre América, réplica de la que tuvo lugar en Malta en 2004, se concedió una atención especial a los aspectos de orden espiritual relativos a la formación y la vida de los miembros de la Orden, teniendo en cuenta su naturaleza de Orden religiosa.

En el plano diplomático, me gustaría evocar en primer lugar las excelentes relaciones que mantenemos con la más alta jerarquía eclesiástica de la Santa Sede. El fallecimiento del Papa Juan Pablo II tuvo un gran impacto y provocó un profundo dolor en el conjunto de los miembros de la Orden. Le estamos infinitamente agradecidos por la atención y bondad que siempre ha mostrado para con la Orden. La elección de Benedicto XVI garantiza una continuidad bienvenida en la cumbre de la Iglesia, y fue acogida por la Orden con un sentimiento de alegría y de gran esperanza, reforzado por los lazos de amistad que mantiene con la Orden de Malta. Y no olvido las magníficas palabras con las que me dio la bienvenida en la misa de su entronización: “Que Dios bendiga a la Orden de Malta”, ni la calurosa acogida que nos reservó en la audiencia que el Santo Padre concede cada año al Consejo Soberano, con ocasión del día de San Juan Bautista.

Quisiera igualmente subrayar las excelentes relaciones que mantenemos con nuestra querida Italia, y expresar mi gratitud más absoluta a la República Italiana, con la que la colaboración es tan amistosa como profunda, como lo prueban los encuentros al más alto nivel que hemos mantenido con las altas personalidades del Parlamento y del Gobierno.

El año pasado estuvo también marcado por las visitas oficiales de varios representantes de países amigos, que acudieron al Palacio Magistral. Quisiera mencionar, entre otras, la visita de los Presidentes de Georgia, Bulgaria, Eslovaquia y Guinea Ecuatorial, así como las del Primer Ministro de Belice, los Ministros de Asuntos Exteriores de Burkina Faso y de Nicaragua, el Viceministro de Asuntos Exteriores de Colombia y el Presidente del Consejo Nacional de la República de Eslovaquia, con los cuales he mantenido intercambios de puntos de vista que han permitido estrechar los lazos de amistad y cooperación que nos unen.

Quisiera igualmente recordar lo siguiente:

– la Orden ha firmado un acuerdo marco con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, la FAO. Dicho acuerdo especifica, entre otros, que las cuestiones sanitarias y las nutricionales están íntimamente vinculadas;

– la Orden ha ratificado el acuerdo de cooperación para la asistencia humanitaria y médica con la República de Colombia;

– la Orden intervino durante la segunda reunión de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de Información, celebrada en Túnez, al igual que hizo durante la primera Cumbre, en Ginebra, dos años atrás;

Me congratulo de que la República de Angola y la Orden de Malta hayan establecido relaciones diplomáticas, lo que eleva el número de países con los que la Orden mantiene relaciones diplomáticas a 94.

Señor Decano, Excelencias, Señoras y Señores,

El conjunto de intervenciones en los ámbitos hospitalario, médico, sanitario y de ayuda de emergencia realizadas por los Caballeros, las Damas, y los voluntarios de la Orden es un conjunto de ofrendas individuales extraordinario. Por ello deseo agradecérselo calurosamente. Contribuyen de forma directa al prestigio y el respeto de que goza hoy en el mundo entero la Orden.

Pensando en ellos, tuve el gran honor de recibir el Galardón de la Fundación Path to Peace en noviembre pasado en Nueva York, “en reconocimiento a las ejemplares obras caritativas de la Orden de Malta”. Esta Fundación, cuyo objetivo es reforzar el mensaje de paz de la Iglesia Católica, fue creada por el Cardenal Renato Martino, cuando ejercía de Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas; actualmente está presidida por su sucesor en la ONU, el Arzobispo Celestino Migliore.

Antes de concluir, querría precisar que las actividades de la Orden están desarrollándose en ciertos países, sobre todo en Oriente Próximo y en África, en respuesta a las necesidades expresadas por las autoridades locales, y a petición de ellas, a menudo en colaboración con Agencias de las Naciones Unidas o con otras organizaciones humanitarias.

Aunque, como lo impone la Carta constitucional de la Orden, las actividades de asistencia no hacen distinción de raza o de religión, éstas se hacen de conformidad con la tradición y la espiritualidad de la Orden, que se manifiesta esencialmente en el espíritu cristiano que impulsa a sus miembros y voluntarios en el servicio a los enfermos y los pobres; ello distingue a la Orden de las agencias humanitarias.

Al término de nuestro encuentro quisiera formular, Excelencias, mis mejores deseos para la continuación de su misión, dirigiéndome especialmente a los Jefes de Misión que participan por primera vez en esta ceremonia, y que me presentaron sus credenciales a lo largo de este último año: los Embajadores de Paraguay, Egipto, Brasil, Jordania, Filipinas, Togo, Austria, Guatemala, Seychelles, Malta, Croacia, Lituania, Cuba y la Federación de Rusia.

Deseo fervientemente que este nuevo año esté lleno de satisfacciones para los Gobiernos que representan, para ustedes y sus familias de manera personal, y que haga llegar felicidad y prosperidad a los pueblos de sus países. Quisiera transmitir a cada uno de ustedes mis mejores deseos para que, con la ayuda de Dios, la comunidad internacional se comprometa aún más en favor del respeto de la dignidad del hombre, de la mujer, del niño, de la familia, gracias en particular a la acción incansable de todos ustedes, diplomáticos, que son los “artesanos de la paz”.