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El Gran Canciller explica las prioridades de la Orden de Malta en una entrevista con la agencia Catholic News Agency

El Gran Canciller explica las prioridades de la Orden de Malta en una entrevista con la agencia Catholic News Agency
30/10/2020

En una larga entrevista con la agencia de prensa Catholic News Agency, dividida en dos artículos publicados en distintos días, el Gran Canciller de la Orden de Malta ha ilustrado las prioridades de la Orden de Malta con vistas al próximo Consejo Pleno de Estado que deberá elegir al Gran Maestre, o Lugarteniente del Gran Maestre, en este contexto de pandemia.

Como ha señalado Albrecht Boeselager en su conversación a distancia con el periodista basado en Washington Ed Condon, de la agencia CNA, la Orden de Malta se halla frente a un importante evento institucional: el próximo Consejo Pleno de Estado. El Gran Canciller ha explicado que el 7 y 8 de noviembre, los representantes de la Orden se reunirán en Roma para elegir al Gran Maestre o Lugarteniente del Gran Maestre, que permanecería en su puesto durante un año, mientras prosigue el proceso de reforma de la Constitución y del Código que se inició en 2017. Como ha señalado Boeselager, la constitución actual de la Orden se remonta a 1961, antes del Concilio Vaticano II. Dado que la revisión realizada en 1997 no modificó la Primera Clase, el Gran Canciller ha afirmado: «Los nuevos elementos que se han integrado en el Derecho canónico sobre la vida religiosa [desde el Concilio] no han sido aún incorporados a la constitución de la Orden», y añade: «La reforma prevé igualmente cambios para los Profesos, un requerimiento formulado por el Papa».

El Gran Canciller ha ilustrado también otros componentes importantes del proceso de reforma, como la abolición de la exigencia nobiliaria para el Gran Maestre, lo cual abriría la puerta a un mayor número de candidatos entre los miembros de la Primera Clase. «Hay un gran consenso en que el requisito de nobleza para el Gran Maestre, y en parte también para otros puestos, debería ser abolido», ha admitido Boeselager, señalando que esto refleja la capacidad de la Orden de adaptarse a los nuevos tiempos. «La forma de tratar el concepto de nobleza en la Orden a lo largo de su historia es una muestra de cómo nos adaptamos por etapas, y no con revoluciones», ha añadido.

En lo referente a la emergencia sanitaria mundial, el Gran Canciller ha explicado que la Orden ha intensificado su respuesta a la crisis provocada por la pandemia de Covid-19. Boeselager ha señalado que la mayoría de las entidades de la Orden de Malta colaboran con las autoridades sanitarias nacionales en la gestión de los pacientes hospitalizados, en el transporte hasta y desde los hospitales, en la realización de pruebas y en las líneas telefónicas de información, además de la asistencia prestada a los sin techo, los desfavorecidos y, en muchos países, a migrantes y refugiados. En África y Asia, muchos proyectos han sido reconvertidos en programas de salud, saneamiento y prevención de contagios, para ralentizar la difusión del coronavirus.

«Hemos tenido que cambiar muchos de nuestros proyectos», ha afirmado Boeselager. «Aunque África no está teniendo una alta incidencia de la enfermedad, las medidas de precaución [que los gobiernos locales han tomado] son muy similares. En muchos países el reto es alimentar a los niños que, habitualmente, recibían una o dos comidas al día en los colegios, y que ahora no las reciben porque están cerrados. Eran las únicas comidas nutritivas para muchos, muchos de estos niños».

El Gran Canciller ha expresado también su preocupación por la situación de inestabilidad en Oriente Medio: «Tenemos muchas actividades en Líbano, Irak y algunas en Siria. La Asociación libanesa es, probablemente, la única organización con buenos contactos en las otras dieciocho confesiones existentes en el país. Contamos con nueve clínicas, algunas de ellas en colaboración oficial con suníes, chiíes y drusos». Boeselager ha subrayado la gran baza de la Orden: ser un actor independiente y apolítico en el ámbito humanitario, lo cual le permite entrar en territorio hostil y tener la aceptación de la población local: «Las personas inmersas en conflictos armados tienen un sexto sentido», ha afirmado. «Saben detectar cuando alguien está allí solo para ayudar, o si tienen una agenda oculta».