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La Soberana Orden de Malta en Ginebra, comprometida con la defensa de la dignidad humana y la libertad religiosa

La Soberana Orden de Malta en Ginebra, comprometida con la defensa de la dignidad humana y la libertad religiosa
28/10/2014

Entrevista con la embajadora Marie-Thérèse Pictet-Althann

Con más de 2.500 conferencias cada año, Ginebra, la capital humanitaria del mundo, es uno de los mayores centros de diplomacia multilateral. 172 misiones permanentes, 30 organizaciones internacionales y cerca de 25 ONG componen esta “Ginebra internacional”, con un personal de 28.000 diplomáticos y funcionarios. La Soberana Orden de Malta está presente con una misión permanente de observación ante Naciones Unidas y sus agencias especializadas, que le permite establecer relaciones con organizaciones internacionales e intergubernamentales humanitarias e informarles sobre las actividades de la Orden de Malta, y así alimentar los debates sobre la protección de la dignidad humana en todos sus aspectos. A la cabeza de la misión diplomática desde 2005, la embajadora Marie-Thérèse Pictet-Althann explica en esta entrevista su papel y cómo ha cambiado la misión con el paso de los años.

El papel del observador permanente ante Naciones Unidas en Ginebra ha cambiado mucho en los últimos años, por diversas razones. Las actividades humanitarias en todo el mundo han crecido exponencialmente, debido a un aumento en los desastres naturales y provocados por el hombre, lo cual ha hecho que se establezcan en la ciudad más organizaciones y agencias de ayuda humanitaria. En nuestra misión somos cuatro diplomáticos con distinta experiencia profesional. Durante todo el año participamos en conferencias, reuniones oficiales, encuentros informales y eventos paralelos. Además del lamentable aumento de crisis, nuestra carga de trabajo se ha incrementado también debido a la creación, en 2006, del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Indudablemente esto ha dado a Ginebra una mayor importancia, ya que el Consejo trata asuntos relacionados con los ya tratados por el Consejo de Seguridad y la Asamblea General de Naciones Unidas, ambos basados en Nueva York. El Consejo de Derechos Humanos se reúne tres veces al año, y celebra también sesiones especiales para analizar conflictos u otras situaciones de emergencia (Irak, Gaza, Siria, Libia, etc.). Dirigimos al Consejo cuestiones de interés para las actividades de la Orden de Malta y participamos en los debates y consultas previos a la adopción de decisiones y resoluciones en los Estados miembros.

Organizamos también eventos paralelos con otras misiones y participamos en el patrocinio de eventos directamente relacionados con la vocación de la Orden: libertad religiosa, refugiados, salud, migraciones, formas modernas de esclavitud, protección de la familia, personas mayores, paz y derechos humanos. Un botón de muestra: el año pasado celebramos el 50 aniversario de Pacem in terris – la encíclica que Juan XXIII promulgó en 1963 poco antes de fallecer – en la que el Papa apela a resolver conflictos por vías de la negociación y no por la violencia. Trabajamos en estrecho contacto con el Nuncio apostólico, SE el arzobispo Silvano Maria Tomasi, y con él lanzamos la Fundación Caritas in Veritate. Colaborando con expertos en todo el mundo, la Fundación nos ayuda a identificar y trabajar en temas de interés como el diálogo interreligioso, la lucha contra la esclavitud, cuestiones éticas, con el objetivo de conseguir un impacto eficaz y práctico a nivel internacional.

La guerra en Siria y después en Irak, con sus efectos en los países vecinos: Líbano, Turquía, Jordania. ¿Hasta qué punto ha sido eficaz la diplomacia internacional en frenar este derramamiento de sangre y en proteger las vidas de los millones de civiles afectados?

Desde el punto de vista humanitario, ha tenido resultados mitigados. Hay un problema extraordinariamente complejo en Siria: de los 6,4 millones de desplazados internos, 4,5 millones se encuentran en zonas de difícil acceso para las agencias humanitarias, debido a las restricciones y la inseguridad. Tanto Jordania como Turquía han mostrado una enorme generosidad, acogiendo respectivamente a 608.000 y 815.000 refugiados y manteniendo sus fronteras abiertas. Líbano, país que tiene un vínculo particular con la Orden, ha acogido a más de 1,1 millón, con una población de menos de 5 millones. El país está atravesando una etapa especialmente difícil, ya que el alto número de refugiados sirios está incidiendo en su sistema económico, médico, sanitario y educativo. Las comunidades de acogida y sus servicios públicos se ven desbordados por estos influjos de refugiados, y sufren dificultades financieras.

La UE pretende coordinar la acción de sus países miembros en una única política exterior. En su opinión, ¿reforzaría esto la diplomacia internacional y la acción humanitaria?

Las orientaciones que la UE adoptó en 2005 y actualizó en 2009 sobre la promoción del derecho humanitario constituyen una lista perfecta de medidas que todo Estado parte de la Convención de Ginebra debería tomar. La cuestión es: ¿cuántos Estados miembros de la UE han tomado realmente estas medidas? Debemos recordar que la partida presupuestaria para actividades humanitarias de la UE es la mayor del mundo.

Dada la dramática situación actual, con amenazas a cristianos y otras minorías religiosas en una amplia zona de Oriente Medio, la tregua inestable entre Palestina e Israel, las incesantes guerras en el centro de África que provocan hambrunas y millones de desplazados, ¿cuál es el papel de la misión de la Orden de Malta en Ginebra?

Debemos reafirmar dos objetivos principales básicos: acceder a los necesitados por un lado, y proteger y prevenir por otro. En muchas acciones humanitarias se olvida la importancia de la prevención. Debemos reafirmar constantemente los derechos humanos fundamentales ante la comunidad internacional, y exigir la aplicación del artículo 3 de la Convención de Ginebra de 1949. Se debe proteger la vida y la dignidad humana, y no podemos hacerlo solos. Abogamos por la promoción de la dignidad humana y por el respeto de la libertad religiosa y la protección de las minorías.

El tráfico de seres humanos ligado a las migraciones forzosas florece hoy debido a las crisis mencionadas. ¿Qué deberían hacer Naciones Unidas y las Instituciones europeas frente a este fenómeno?

Se debe establecer una política europea para las migraciones. El director de la Organización Internacional para las Migraciones ha lanzado un llamamiento para que los Estados miembros consideren las migraciones como una oportunidad. Si recibimos emigrantes con la mente y los brazos abiertos y con generosidad, su presencia será un beneficio para nosotros. Compartimos plenamente este mensaje. Dicho esto, es necesario adoptar una estrategia a largo plazo frente a este fenómeno, y definir una política de integración. Debemos concertarnos no sólo en Europa, sino también con los países de origen. La Orden de Malta trabaja activamente con los inmigrantes. Prestamos nuestra asistencia a inmigrantes en varios países, como Alemania, Francia, Bélgica y España, y estamos directamente implicados en las operaciones de rescate del Estrecho de Sicilia.

Es usted miembro del equipo de embajadoras que participan en la preparación del evento del Consejo de Derechos Humanos “El poder de las mujeres como cambio transformador”. ¿Piensa que las mujeres pueden suponer una diferencia en el ámbito de los derechos humanos?

Sí, lo creo. Nuestro grupo de mujeres embajadoras ha decidido contribuir a concienciar sobre los derechos de la mujer con la organización de un evento anual durante la sesión principal del Consejo de Derechos Humanos. Este año el tema es el que usted ha mencionado, y en 2013 fue “El poder de las mujeres empoderadas”. Invitamos a mujeres célebres de todo el mundo a compartir con nosotros su experiencia, cómo llegaron a donde hoy se encuentran. Queremos que sus historias sirvan de ejemplo e inspiración para otras mujeres, pero también para lograr una mayor implicación de la mujer en puestos políticos clave y en los procesos de toma de decisiones, y así reducir la pobreza ampliando la productividad y la riqueza en sus países.