Su Alteza Eminentísima,
Excelencias.
Desde hace ya varios años, en esta tradicional audiencia solemne, intervengo en nombre de mis colegas embajadores acreditados ante la Soberana y Militar Orden Hospitalaria de Malta. Hoy, una vez más, recae sobre mí esta importante responsabilidad y, como siempre, me siento honrado.
La familia diplomática, que por su propia naturaleza se renueva constantemente, se ha ampliado no sólo con nuevas acreditaciones, sino también con países que han establecido recientemente relaciones diplomáticas con la Orden.
Espero no olvidar a ninguno: me refiero a los embajadores de Albania, Argentina, Armenia, Burkina Faso, Costa de Marfil, Estonia, Perú, Rumanía, San Marino, Seychelles, Eslovaquia, la República Checa, la Unión Europea y Tailandia. Bienvenidos a todos estos nuevos miembros, algunos de los cuales acaban de presentar sus credenciales unos instantes antes del inicio de esta ceremonia.
Combinar diplomacia y asistencia humanitaria para llegar a los necesitados es el interés que guía a la Soberana Orden de Malta a la hora de establecer relaciones diplomáticas con los principales Estados y organizaciones internacionales. En efecto, estos vínculos establecen y refuerzan la cooperación humanitaria, y facilitan su desarrollo.
Durante 2024, la Orden de Malta ha hecho lo que mejor sabe hacer: llevar a cabo proyectos médicos, sociales y humanitarios en todo el mundo. Sus equipos trabajan con ahínco en las zonas más conflictivas del planeta, como Ucrania y Gaza. Lo que más nos compete aquí es la labor de sensibilización que la Orden lleva a cabo ante organismos mundiales, instituciones nacionales e internacionales, jefes de Estado y de gobierno, para prevenir o gestionar las situaciones de crisis.
Todo ello en un mundo cada vez más peligroso, donde se habla sin reparos de la guerra, donde hablar de paz parece una herejía, donde se interpreta el derecho internacional de diferentes maneras, donde persiste el afán permanente de dominación y explotación y donde el desprecio intolerable por los pueblos se ha convertido en parte de nuestra vida cotidiana. La división del mundo en bloques parece estar de regreso, y la Guerra Fría, cuya sentencia de muerte fue la caída del Muro de Berlín, vuelve a cobrar actualidad. Su institución, de carácter neutral, imparcial y apolítico, sigue teniendo el valor de defender los principios fundamentales de solidaridad y humanidad, bajo el liderazgo ilustrado de Su Eminencia.
Con este propósito en mente, y con ocasión de las visitas oficiales realizadas o recibidas, el Gran Maestre se ha reunido con varios líderes mundiales, entre ellos:
Su Santidad el Papa Francisco, a quien hizo un balance de la situación y presentó el plan de acción de la Institución;
el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, en paralelo a la Cumbre del Futuro de Naciones Unidas, donde intervino con motivo del 30º aniversario del estatuto de observador permanente de la Orden ante esta organización mundial;
el presidente de la República de Hungría, Tamás Sulyok, con quien se reunió en varias ocasiones;
el presidente de la República de Panamá, Laurentino Cortizo Cohen;
el presidente de la República de Polonia, Andrzej Duda;
la presidenta de la República de Eslovenia, Nataša Pirc Musar;
el presidente de la República de Letonia, Edgars Rinkēvičs;
el presidente de la República de Albania, Bajram Begaj;
el presidente de la República de Malta, George William Vella;
la presidenta de la República de Grecia, Katerina Sakellaropoulou;
la gobernadora general de Australia, Samantha Joy Mostyn AC;
el primer ministro húngaro, Viktor Orbán;
el ministro de Defensa italiano, Guido Crosetto, y muchos otros.
Además de las actividades del Gran Maestre, durante el año transcurrido se han producido numerosos acontecimientos, de los que sólo podemos mencionar una ínfima parte. Entre ellos, cabe destacar:
la visita del Gran Comendador a Camerún, marcada por encuentros de alto nivel con la primera dama, Chantal Biya, y el primer ministro, Joseph Dion Ngute;
sus viajes a Eslovaquia, Polonia y Ucrania, durante los cuales se entrevistó con las más altas autoridades de estos países;
el discurso del Gran Canciller en el 55º período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Ginebra;
el discurso del Gran Canciller en la 79ª sesión de la Asamblea General de Naciones Unidas sobre el tema «Liderazgo para la paz»;
el discurso del Gran Hospitalario ante la 77ª Asamblea Mundial de la Salud en Ginebra;
la 9ª Conferencia de las Américas de la Orden de Malta en Panamá;
la segunda conferencia dedicada al cuerpo diplomático africano en Roma;
la conferencia sobre la crisis humanitaria en Ucrania en tiempos de guerra y el apoyo de la Orden de Malta;
la conferencia internacional sobre «Libertad religiosa y desarrollo humano integral».
El cuerpo diplomático, además de felicitarles por su labor, les anima respetuosamente a seguir defendiendo los valores e ideales universales de paz y justicia. Su visión de la humanidad y del mundo merece que todos la compartamos. Es una visión que respeta nuestras diferencias, que respeta la infinita diversidad de pueblos, culturas, religiones y civilizaciones. Es una visión que considera que cada uno de nosotros tiene el mismo derecho a la dignidad. La solidaridad ejemplar que defienden ustedes sigue siendo una valiosa lección que debemos asimilar, aplicar, perpetuar y transmitir a las generaciones futuras. Estamos convencidos de que esta solidaridad y una mayor consideración de las expectativas e intereses de todos traerían una mayor paz al mundo actual.
Su Alteza Eminentísima,
El año jubilar de 2025 promete estar lleno de desafíos, pero también de esperanza. Todo el cuerpo diplomático le desea a usted, Alteza, y a los miembros del Soberano Consejo de la Orden, así como a sus colaboradores, empleados, voluntarios y a todos los que contribuyen a apoyar su venerable misión, un feliz y próspero Año Nuevo.
Les agradezco su atención. /-