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Las Naciones Unidas — la cumbre del milenio

Las Naciones Unidas — la cumbre del milenio
10/09/2000

La supervivencia, el desarrollo espiritual del hombre y la firme adhesión a la “Carta de los Derechos del Hombre”: estos son los tres puntos clave de la intervención del Gran Canciller de la Orden de Malta, Embajador Carlo Marullo di Condojanni, ante la Cumbre del Milenio de Jefes de Estado y de Gobierno en las Naciones Unidas, en la apertura de la 55ª Sesión de su Asamblea General celebrada en Nueva York del 6 al 8 de Septiembre. Refiriéndose a los principios que durante nueve siglos han constituido – y que todavía constituyen – los pilares de las actividades humanitarias mundiales de la Orden, el Jefe del Gobierno de la Orden, dentro de la misma línea del discurso del Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, hizo hincapié en las prioridades que cada Jefe de Estado y de Gobierno deben de asumir. Estas prioridades, dijo, no solamente se refieren al futuro papel de la organización mundial, pero también, y en particular, al empleo de todos sus esfuerzos y la utilización de sus poderes con el fin de disminuir diferencias y deficiencias y contrarrestar los desequilibrios que se agudizarán si no se domina adecuadamente la globalización de los mercados.

El Embajador Carlo Marullo señaló la necesidad de lograr un desarrollo harmónico y controlado que respete el ecosistema y las nuevas biotecnologías aplicadas a la agricultura, garantizando el acceso de los países más pobres a los medios de producción, no solamente para mejorar su calidad de vida sino, más frecuentemente y más extensivamente, para asegurar su supervivencia. En el mismo nivel de prioridades, desde el punto de vista intelectual, el Gran Canciller recalcó la necesidad de ampliar los horizontes culturales en lo que se refiere al derecho a una educación que fomente el desarrollo espiritual del hombre; y desde el punto de vista social, de prevenir contra toda forma de discriminación y proteger el derecho a la vida con las garantías necesarias, asegurando la administración de la Justicia en su más amplio sentido. Dentro de este marco, el Embajador Marullo manifestó que la Soberana Orden Militar de Malta desea reiterar firmemente su más completa adhesión a la invitación del Secretario General, dirigida a todas las naciones, para “suscribir y ratificar el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, de tal forma que se consoliden y amplíen los logros que se han alcanzado al entregar a la justicia a aquellas personas responsables de crímenes contra la humanidad”.

Más de 100 Jefes de Estado y de Gobierno participaron en la Cumbre Mundial. Aparte de sus discursos oficiales, también participaron en cuatro mesas redondas con grupos de trabajo interactivos que contemplaban todos los temas claves de la Cumbre. En preparación de la Cumbre, el 3 de Abril el Secretario General emitió el “Informe del Milenio” titulado: “Nosotros los Pueblos: El Papel de las Naciones Unidas en el Siglo XXI”. En este informe el Secretario General ofrece un plan para extender la globalización a todos los pueblos de cada continente, repasa la misión que han desempeñado las Naciones Unidas durante sus 55 años de vida, y presenta numerosos objetivos especiales y proyectos para la consideración de los líderes mundiales. En la víspera de la Cumbre Mundial, el grupo de trabajo designado por Kofi Annan para estudiar, específicamente, la manera de fortalecer las operaciones de mantenimiento de la paz, presentó su informe a todos los participantes.

La Cumbre también ofreció la oportunidad a los Jefes de Estado y de Gobierno de firmar convenios multilaterales o de iniciar los procesos para su ratificación, en particular, los 25 convenios principales que representan los objetivos fundamentales de las Naciones Unidas.

Durante su estancia en Nueva York, el Gran Canciller, que fue acompañado por su esposa Doña Elisabetta, celebró reuniones fructíferas en la Sede de la Misión Diplomática de la Orden ante las Naciones Unidos con algunas de las delegaciones gubernamentales presentes en la Cumbre y con numerosos miembros del Cuerpo Diplomático de la Orden.

BAJO EL ESTANDARTE DE LA ESPERANZA DE LA CUMBRE DEL MILENIO, LA ORDEN DE MALTA INVITA A LOS ESTADOS A RESPETAR LOS DERECHOS HUMANOS

La Cumbre del Milenio, la reunión más grande jamás celebrada de Jefes de Estado y de Gobierno, se ha llevado a cabo en Nueva York en la sede de las Naciones Unidas. Ha sido una prueba para los sistemas de seguridad y ha movilizado a mas de 45.000 agentes para evitar cualquier tipo de incidente.

Fuera del Edificio de las Naciones Unidas, grupos de todas las tendencias políticas se reunieron desde la mañana para protestar contra sistemas estatales y otros temas internacionales, gritando “slogans” y exhibiendo pancartas.

La Cumbre se inauguró con el discurso del Secretario General Kofi Annan, que tocó todos los puntos vinculados a la presencia mundial de las Naciones Unidas y, no por menos, la firma del Estatuto de Roma que instituye la Corte Penal Internacional para los crímenes contra la humanidad.

Los conferenciantes, empezando con el Presidente Clinton, demostraron que, aunque la “Guerra Fría” es una cosa del pasado, todavía existe mucho desacuerdo en el plano político. Aún más difícil para las Naciones Unidas es su defensa de los derechos humanos. Sobre este tema, el discurso del Jefe del Gobierno de la Orden, Embajador Conde Carlo Marullo di Condojanni, fue especialmente interesante.

Señor Presidente:

La ocasión que ofrece esta “Cumbre del Milenio” permite tomar en consideración las perspectivas efectivas de evolución en relación con los programas expuestos por la Comunidad Internacional, sobre todos esos problemas a los que deben enfrentarse hoy en día los pueblos del mundo, y que, en la mayoría de los casos, no se resuelven de forma adecuada.

La Soberana Orden Militar de Malta, felicitando al Secretario General por el elevado contenido moral de su discurso, desea recordar, con gran humildad, a los Jefes de Estado y a los Jefes de Gobierno que aquí se encuentran reunidos, algunas prioridades, en la certeza de que, de vuelta a sus hogares, como decía el Secretario General, concentren todas sus energías, utilizando sus poderes, para que las diferencias y omisiones vayan disminuyendo. Especialmente en esta fase de la historia de la humanidad en la que, si no se domina adecuadamente la globalización de los mercados, ésta puede conducir a un empeoramiento de los desequilibrios existentes, enriqueciendo cada vez más a los países ya ricos y empobreciendo cada vez más a los ya pobres.

Mucho dependerá de la forma en que se aprovechen las nuevas biotecnologías aplicadas a la agricultura, que no deberán convertirse en una nueva mina para la explotación por parte de unos pocos países ya ricos y poderosos, sino que deberán estar al servicio de la humanidad, respetando en cualquier caso las leyes fundamentales de la naturaleza, de tal forma que el ecosistema no sufra perjuicio alguno, y dirigiéndolas, en cambio, hacia un desarrollo armónico y controlado, capaz de garantizar a los países más pobres un acceso más fácil a los medios de producción. Por tanto, si ésta no es la solución, desde luego podría ser la mejora de un problema secular y crónico que todos los que se preocupan por la suerte de la humanidad ya no pueden tolerar.

Entonces, si miramos con gran esperanza a los proyectos para la disminución del hambre en el mundo, para la mejora de la calidad de vida, a través de, al menos, la alimentación suficiente y el suministro de medicinas, es preciso no perder de vista, más allá de los aspectos de supervivencia, a lo que se refiere a la elevación espiritual del hombre, desde el punto de vista intelectual y por tanto al derecho a la educación; desde el punto de vista social y por tanto la desaparición de cualquier discriminación; desde el punto de vista del derecho de vivir con las garantías necesarias, también en el plano de la Justicia, en el significado más elevado de esta palabra.

Al fin y al cabo, es éste uno de los objetivos para los que han nacido las Naciones Unidas, y entre éstos figura expresamente el de favorecer los comportamientos de acuerdo con los principios de justicia.

También los Estados denominados civiles, en este mundo que se asoma al nuevo milenio, lamentablemente, llegan tarde a la hora de garantizar a los pueblos una justicia eficaz. Estos profesan abiertamente una adhesión formal a la “Carta de los Derechos del Hombre”; sin embargo, después los pisotean todas las veces que no garantizan unos juicios rápidos y permiten que en la jurisdicción penal se recurra a formas de encarcelamiento preventivo sin límites (violando así, de hecho, el principio básico de la presunción de inocencia hasta la condena definitiva) y, lo que es peor, sin el respeto al derecho individual a una defensa efectiva ante el poder, a menudo excesivo, del que goza la acusación, con abierta violación de la regla principal, que debería regular el juicio penal, es decir, de la absoluta igualdad de posiciones entre acusación y defensa, ante un juez efectivamente en posición de imparcialidad.

Dentro de esta perspectiva, la Soberana Orden Militar de Malta desea reiterar firmemente su más completa adhesión a la invitación del Secretario General, dirigida a todas las naciones para “suscribir y ratificar el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, de tal forma que se consoliden y amplíen los logros que se han alcanzado al entregar a la justicia a aquellas personas responsables de crímenes contra la humanidad”.

Es mucho lo que se podría añadir sobre este tema, pero el tiempo no lo permite. Queda la esperanza de que la “Cumbre del Milenio” pueda, efectivamente, atendiendo a las instancias del Secretario General, estimular formas mejores de uniones internacionales entre los Estados, para hacer frente a las emergencias del mundo, también en una perspectiva de legítimo control universal, ya impuesto por la perspectiva global en la que, desde hace algunos años, se mueve la Comunidad Internacional.

Gracias Señor Presidente y mucha suerte para el trabajo que nos espera a todos.