Hoy se ha celebrado, en el marco de la 61ª Conferencia de Seguridad de Múnich (MSC), el evento paralelo de alto nivel organizado por la Soberana Orden de Malta titulado «¿Kairós o crisis? Rumbo a la estabilidad y la paz en el Líbano». El evento, dividido en dos paneles, ha contado con la participación de numerosos invitados del panorama político e institucional, entre ellos el primer ministro saliente de Líbano, Najib Mikati, y Cindy Hensley McCain, directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos. Ha sido una excelente oportunidad para debatir sobre el futuro de Líbano y los retos a los que se enfrenta el país a la hora de alcanzar una estabilidad y una paz duraderas.
En un contexto regional muy complejo, mientras que por un lado se vislumbran oportunidades para la reconstrucción y el diálogo, por otro persisten riesgos que podrían comprometer el proceso de paz en Líbano. Frente a esta situación, la Soberana Orden de Malta, actor humanitario destacado en Líbano desde hace más de 70 años y en toda la región desde hace más de 900 años, ha ofrecido, en colaboración con el MSC, una plataforma de debate sobre las perspectivas de estabilización y las estrategias para hacer frente a las dificultades del país.
«Oriente Medio se encuentra de nuevo en una encrucijada, y dentro de él, Tierra Santa, que, por razones históricas y culturales, tiene un gran valor para la Orden de Malta. Hay muchas incertidumbres, a diferentes niveles. Y también hay muchos riesgos», ha declarado Riccardo Paternò di Montecupo, Gran Canciller de la Orden de Malta, al inaugurar el evento. «Incluso los acuerdos de alto el fuego en Gaza y en Líbano están en peligro. Solo hay una manera de contener y contrarrestar estos riesgos: la mediación, la diplomacia, la atención a las necesidades humanitarias, la asistencia internacional para la reconstrucción y para el retorno ordenado y seguro de los refugiados a sus hogares. El principal objetivo de los esfuerzos internacionales debería ser responder a las necesidades y aspiraciones de las personas, y no las operaciones militares».
«Líbano ha quedado devastado por la guerra entre Israel y Hezbolá, y el sur del país ha sufrido enormemente. Se han perdido muchas vidas y parte de la población ha tenido que huir», ha declarado Najib Miqati, primer ministro saliente de Líbano. «El apoyo de la comunidad internacional sigue siendo fundamental. Este apoyo debe ser transparente y garantizar una asignación adecuada de los recursos. Durante el último conflicto, establecimos una unidad de respuesta a emergencias, que coordinó la ayuda y permitió a los donantes supervisar sus contribuciones. Creemos que este mecanismo debe aplicarse también a las fases de recuperación y reconstrucción».
La primera sesión de debate, en la que han participado importantes figuras internacionales como Marwan Muasher, exministro de Asuntos Exteriores del Reino de Jordania, Hagar Chemali, exdirectora para Siria y Libano del Consejo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, y Ján Kubiš, excoordinador especial de las Naciones Unidas para Libano, se ha centrado en la necesidad imperiosa de un apoyo externo constante y coordinado para los procesos de estabilización, reconstrucción y retorno de los refugiados, y en el compromiso asumido por las fuerzas políticas de Líbano para revitalizar las principales instituciones del país.
«Hoy tenemos la esperanza de que Líbano pueda ofrecer un ejemplo para toda la región de lo que significa valorar la diversidad, que, por supuesto, también está presente en Irak, Siria, Jordania y muchos otros países de la zona», ha declarado Marwan Muasher, exministro de Asuntos Exteriores del Reino de Jordania. «Esperamos que este modelo de inclusión pueda, una vez más, marcar el camino hacia un futuro mejor para toda la región».
En este sentido, el segundo panel ha ofrecido un espacio de debate sobre las estrategias para preservar la rica diversidad cultural y religiosa de Líbano. Entre los ponentes se encontraban Maha Yahya, directora del Carnegie Middle East Center de Beirut, Su Beatitud Moran Mor Ignatius Aphrem II, patriarca de la Iglesia siriaco-ortodoxa de Antioquía, y Marwan Sehnaoui, presidente de la Asociación libanesa de la Soberana Orden de Malta.
«La crisis multidimensional ha dejado a millones de personas en dificultades, pero Líbano no se resume a su crisis. Es una nación con una notable capacidad de resiliencia, con riqueza cultural y capital humano», ha afirmado Marwan Sehnaoui, presidente de la Asociación libanesa de la Soberana Orden de Malta. «Esta diversidad no es una debilidad, sino la mayor fortaleza de Líbano. Por eso, el papel de la sociedad civil y de los actores humanitarios es indispensable. Las instituciones pueden debilitarse, pero el espíritu de un pueblo resiste. La Asociación libanesa de la Orden de Malta está al lado del pueblo libanés, no como sustituto del Estado, sino como puente entre las comunidades, entre el pueblo y sus instituciones, entre la crisis y la recuperación».
La iniciativa también ha brindado una importante oportunidad para profundizar en los retos y oportunidades a los que se enfrenta Líbano en su camino hacia la estabilidad y la paz, reafirmando el compromiso de la Soberana Orden de Malta de apoyar al país por medio de su histórica misión humanitaria.
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